Nido

Ricardo Cárdenas

La zona desde la cual realiza su obra el escultor Ricardo Cárdenas se encuentra entre fuerzas aparentemente contradictorias: arte y naturaleza, abstracción y figuración, minimalismo y barroquismo, organicidad y serialidad, armonía y caos, poesía y racionalidad. Sin embargo, en cada una de sus piezas estas tensiones se resuelven victoriosamente en propuestas en las que logra el control, la armonía y la monumentalidad.

La obra escultórica de Ricardo Cárdenas tiene dos facetas. De un lado, se puede identificar un tributo a los maestros Negret y Ramírez Villamizar, de quienes aprendió la lección del constructivismo y de la manipulación de los materiales. No como eco pasivo, sino como aliciente e inspiración para realizar sus propios enunciados. En estas obras predominan el aluminio pintado, la tuerca y el tornillo como elementos de fijación estructural, al tiempo que se reafirman como componentes plásticos, con valores estéticos en sí mismos. Estos se realzan, se convierten en un lenguaje y pasan a ser objeto de contemplación. Son obras que hacen referencia a un interés temático temprano del artista, como lo es lo circense, que se expresa en su colorismo.

En esta ruta, Cárdenas ha realizado piezas como la Columna amarilla (2011), ceñidas en ocasiones a superficies planas sobre las que sus piezas constitutivas se despliegan como las fichas de un rompecabezas, para construir finalmente una volumetría cuyo rasgo común es la forma oblonga vertical. En otras ocasiones, coquetean con la evocación de la pirámide irregular como sucede en Construcción 1 (2012). Encontramos allí, no obstante, el germen de su otra línea de producción artística. Estos elementos casi modulares ya, en obras como Columna nido (2010), van perdiendo rigor, para empezar a entretejerse en unas soluciones cada vez más orgánicas.

Y en este punto del trayecto, llega a una preocupación en el centro de sus intereses actuales: ¿cómo abordar lo natural desde una mirada y sensibilidad contemporánea? Cárdenas ha respondido a esta inquietud con sus particulares piezas donde la naturaleza siempre cambiante de un país tropical como Colombia es reducida a mínimos elementos constructivos y geométricos. Estos son ensamblados desde una perspectiva poética, en la que el movimiento siempre es protagonista, con una tensión constante entre lo orgánico y lo racional, lo industrial y lo natural, lo único y lo serial.

Obras ya dotadas de un ritmo sincopado como su Bosque Azul (2012), Lluvia gris (2017) o su Manglar amarillo (2009) establecen, sin duda, una conexión entre estas dos vertientes de sus intereses, conservando la policromía, el remache con tuerca y el rectángulo como elemento formal que delimita, pero atreviéndose ya decididamente a hacer aquella pregunta sobre la naturaleza y el hábitat que caracteriza sus búsquedas.

Es, sin embargo, en series como Nidos (2007-2017) donde la obra de Cárdenas se aleja con mayor decisión de la rigidez geométrica y de las rectas dominantes, en tanto que en lo constructivo da paso al alambre, las varillas metálicas y a la soldadura como agarres estructurales. Aquí, el ingeniero, sin abandonarlo del todo, le cede la palabra ampliamente al artista.

Estas exploraciones en las estructuras biológicas, en las soluciones formales de la naturaleza fueron desplegadas en Expedición Chucua, intervención que realizó en 2016 en el Museo Iglesia de Santa Clara de Bogotá, con las piezas Nube, Humedal y Nido. Para realizarlas, como suele hacerlo, realizó intensas investigaciones de campo, esta vez en el intrincado ecosistema de la Sabana. El resultado no es una obra mimética, sino una concienzuda reflexión sobre la esencia y estructura de las formas naturales. Con la paradoja, también esencial a su trabajo, de ser replicadas a partir de elementos netamente industriales.

En esta, como en sus obras más logradas, el artista logra dominar los materiales, decodificar la vegetación, sin que esta pierda su aliento de vitalidad y organicidad. Por todo ello, la obra de Cárdenas es una interesante actualización de las representaciones plásticas de lo natural, gracias a un lenguaje contemporáneo que se queda estrecho entre los óleos y los lienzos, que se expande, experimenta y rompe, pero ratifica absolutamente como la naturaleza sigue estando en el centro de los intereses del hombre urbano y tecnológico de hoy.

Información técnica

Medio: Escultura

Técnica: Acero inoxidable pintado

Medida: 190 x 200 cm

Año: 2016

Ubicación: Bogotá 

Estado: Propia