Kmilo Morale estudió Artes Plásticas en la Academia Profesional de Las Tunas, Cuba y comenzó su carrera como artista en el 2008 con diferentes exposiciones colectivas y desde el año 201,5 también en exposiciones individuales. Kmilo es un creador de espacios para la contemplación: espacios que se materializan mediante la abundancia del material y la determinación del gesto. Su obra está vinculada al mundo del zen, como ventanas hacia el mundo interior.

Para el desarrollo de su trabajo, sus lienzos son empapados con gruesas capas de pintura que son retiradas y manipuladas en un acto casi performático que busca conmemorar el presente, rindiendo homenaje a la determinación histórica de la humanidad de proyectar su huella hacia el infinito. La intensa energía del pigmento se apodera del lienzo. mientras la pincelada evita lo hiperreal a favor de establecer zonas texturales donde la huella que elimina la pintura recuerda la actividad homóloga de construir los jardines zen.

“Pintar es una práctica que requiere paciencia, disciplina, sabiduría, generosidad, diligencia, meditación. Es crear un lugar de contemplación, quizás para meditar sobre la pintura misma. Es meditar, es realizar una práctica constante, diaria, para esa búsqueda interior del espíritu. Es la combinación de lo físico con lo espiritual. Es hacer un viaje, adentrarse en el proceso y habitarlo, es tomar todas las experiencias y plasmarlas en un área en blanco que termina por convertirse en un lugar, un espacio, un templo”.