Gustavo Pérez Monzón pertenece a una generación de artistas que transformaron conceptual y formalmente las artes visuales en Cuba durante las últimas décadas del siglo XX. A esta generación se le atribuye un carácter disruptivo por la experimentación con nuevos temas, materiales y prácticas y el desarrollo de cambios conceptuales en el contenido de sus trabajos. El motor de su práctica artística era la innovación. Su participación en la exposición colectiva Volumen I en 1981, en el Centro de Arte Internacional de la Habana, fue una ruptura con el arte producido hasta entonces en la isla y una declaración de su interés por la abstracción geométrica.
Pérez Monzón trabaja sobre soportes frágiles, sutiles y honestos. La mayoría de su obra está realizada sobre papel y cartulina. A su vez, sus instalaciones de hilos suspendidos se conectan en una disposición casi científica a los misterios que esconden los números, y sus tapices que encuentran conceptos filosóficos y esotéricos gracias al acto repetitivo y sofisticado del tejido.
Monzón nos habla de manera críptica sobre el conjunto de fuerzas y relaciones que rigen las conexiones humanas que, a través de su obra, surgen en el reflejo de una especie de metafísica de la línea y el espacio. Su uso del símbolo como lenguaje y síntesis del pensamiento complejo, de la matemática y la geometría como manifestaciones del ordenamiento del caos natural, y el tarot como alfabeto místico, establece vínculos entre el destino y la intuición. En consecuencia, su trabajo abre el mundo a nuevos límites y direcciones de la abstracción.
Información técnica
Medio: Dibujo
Técnica: Lápiz y grabado en metal sobre papel
Medida: 73 x 110 cm
Año: 2021.
Ubicación: Bogotá
Estado: Exposición
Nacido en Popayán, Colombia, se formó en escultura en la Academia de Bellas Artes de Cali entre 1938 y 1943. Es el pionero de la escultura moderna en Colombia y el primer escultor abstracto geométrico en metal. Sus materiales de trabajo fueron muy diversos desde los inicios, pues incluían el yeso, la cerámica, el acero y el hierro y, posteriormente, el aluminio.
Su primer encuentro con el arte moderno se produjo a través del escultor vasco Jorge de Oteiza, quien transformó su enfoque de la escultura para adoptar soluciones más modernas en obras semiabstractas y biomorfas. Negret se trasladó a Nueva York en 1948, donde exploró con diversos metales y técnicas y siguió profundizando en su interés por la escultura moderna. Si bien al comienzo de su carrera pasó por una etapa semi-figurativa, fue en los primeros años de la década de 1950 que empezó a realizar conjuntos escultóricos abstractos. En 1951, el artista se trasladó a París y fue allí donde finalmente se apropió de un lenguaje geométrico completamente abstracto.
Negret regresa a Bogotá en 1963 para convertirse en el líder de la escultura abstracta en Colombia. Esta vez, consolidó su acercamiento a la escultura en metal: conformó finas piezas de aluminio unidas por tuercas y tornillos a partir de formas geométricas abstractas, pintadas en colores primarios mates. El legado de Edgar Negret constituye una fuerza vital en el arte colombiano y una pieza clave en la historia del modernismo artístico del país.
Información técnica
Medio: Escultura
Técnica: Aluminio pintado
Medida: 55 x 55 x 7 cm
Año: 1993.
Ubicación: xxxxx
Estado: xxxxx