Las obras de Adam Goldstein van más allá de lo puramente visual, al lograr encajar lo infinito dentro de lo limitado. Con reminiscencias a las más puras tendencias de la abstracción provenientes del siglo XX, trabaja la luz y el color, elementos que, desde entonces, moldean la dimensión etérea de lo abstracto y actúan a manera de capas dinámicas de materia que fusionan la misteriosa profundidad con la evidente superficie. El color es usado por Goldstein como una mediación entre estas complejas capas matéricas y, al entrar en diálogo con la luz cambiante, nos revelan el instante poético al que se accede.
Goldstein trabaja principalmente con el óleo mediante una técnica singular que le permite experimentar de manera aleatoria con la luz y con el color en busca de la supremacía de lo plano y armonizar la saturación de tal manera que el color se convierte en un ligero cuerpo que se balancea entre ondas de luz. La suma de la superposición de capas de colores, de la levísima borradura de los trazos y la indeterminación entre un color y otro, genera puntos en los que la indistinción entre un color y otra forma una especie de umbral y la ilusión de una pintura invisible, una instancia sensorial inmaterial a la que el observador es guiado cuidadosamente.
El trabajo rítmico con el que el artista vierte y distribuye las densas capas de color sobre la tela otorga a cada obra el valor de una danza que gravita de un lado a otro de la superficie. En este baile, en el que se sostienen la luz y el color, la mirada del espectador atraviesa la dimensión de lo material y logra conectarse con lo intangible.
Información técnica
Medio: Pintura
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medida: 193 x 120 cm
Año: 2023.
Ubicación: Bogotá
Estado: Exposición